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Autor de la fotografía: TodoPeñíscola
Peñíscola solicita a la Generalitat Valenciana que los tesoros pontificios sean declarados bien de interés cultural
August 6, 2014 - 08:08
La cruz procesional, el cáliz y el relicario son de principios del siglo XV y fueron empleados, en la misma ciudad, por dos pontífices en el ejercicio de su pontificado, Benedicto XIII y Clemente VIII. Las piezas son de estilo gótico y la cruz y el relicario contienen pequeños fragmentos del leño de Cristo, de la Vera Cruz, con vinculaciones históricas templarias documentadas.
Las tres joyas de la orfebrería litúrgica son de la más alta categoría del patrimonio histórico-artístico valenciano: piezas góticas, con elegantes apliques de plata sobredorada, con preciosos esmaltes y filigranas, representaciones sagradas y escudos heráldicos pontificios y destacada iconografía.
La Asociación de Amigos del Papa Luna ha entregado al Ayuntamiento de Peñíscola el informe que, con aportaciones inéditas sobre los tres relicarios, ampara y apoya la solicitud que el Ayuntamiento de Peñíscola plantea a la Generalitat Valenciana para declarar Bien de Interés Cultural a las tres joyas pontificias que custodia el templo parroquial local. Agrupación, administración local e Iglesia Parroquial, solicitan este reconocimiento de forma conjunta.
La cruz procesional y el cáliz del Papa Luna, así como el lignum crucis o relicario empleado por su sucesor, Clemente VIII, son los tres tesoros que se postulan para la obtención de este reconocimiento atendiendo a una serie de particularidades y especificidades y a su mérito histórico artístico.
Las tres piezas son de principios del siglo XV son exponentes del arte ojival comarcal que prestigian los talleres de Sant Mateu. Concretamente, la cruz y el cáliz cuentan con el punzón de estos talleres que el propio rey otorgaba a los orfebres de mayor prestigio del reino. El relicario, de origen desconocido, cuenta con influencias francesas, italianas y valencianas en su estilo, por lo que los estudios y la documentación analizada sobre esta joya concluyen en la posibilidad de que su origen fuese la corte de Aviñón, de donde fue trasladado a los talleres de Sant Mateu, en los que se efectuaron los últimos cambios. Es decir, sería reelaborado para Clemente VIII, incorporando su escudo papal.
La AAPL ha realizado a lo largo de los últimos años una recopilación minuciosa de documentación sobre los tres tesoros pontificios y elaborado un informe, que están ultimando, en el que se sostiene la procedencia templaría de los pequeños fragmentos de la Vera Cruz o el auténtico Leño de Cristo que se encuentran tanto en la cruz, como en el relicario, reliquias documentadas en inventarios de la Orden del Temple (1310 y 1311) y que se han contrastado con otros, uno papal de 1430 y otro de los herederos de Clemente VIII de 1448. En 1430, tras la apertura de la lápida sepulcral de Benedicto XIII en Peñíscola para el traslado de sus restos a su lugar de nacimiento, Illueca, se encontraron multitud de reliquias que se explicitan en los citados inventarios.
Además de ello, la singularidad de estas joyas reside en que fueron empleadas en la liturgia por parte de Papas de Peñíscola durante el Cisma, entre los años 1411 y 1423, por el Papa Luna, Benedicto XIII, y entre los años 1423 y 1429 por Clemente VIII.
Por lo que respecta a sus características y valor artístico, los estudios destacan el valor de la filigrana y los esmaltes originales, el detalle de los escudos heráldicos pontificios y lo extraordinario de los anagramas en latín y griego de Jesucristo, así como otras marcas aun no identificadas por los estudiosos en la materia. La cruz posee grabadas representaciones de Cristo patines, Descendimiento de la cruz, representaciones de peces, el escudo papal de Benedicto XIII y el escudo foral de Valencia. En el Signum crucis las imágenes son Virgen entronizda, Varón de Dolores, Dolorosa, San Juan evangelista, soldados guerreros y el blasón pontificia de Clemente VIII.
Concretamente, atendiendo al valor singular de la Cruz Procesional, los estudios destacan la excepcionalidad del cristal de roca que la conforma, tallado y pulido en Alemania con la técnica Glyptein y llegado a los obradores valencianos procedentes de Venecia. La hacen una pieza de singulares características, una de las escasísimas existentes en toda la Comunidad Valenciana. La pequeña placa central que contenía la reliquia de la cruz está ornamentada por cuatro zafiros.
En cuanto al cáliz, la documentación desvela que fue considerado prototipo para la elaboración de una serie de cálices denominados “cálices del Papa Luna”, durante el s, XV por toda la Corona de Aragón. El modelo de Peñíscola posee más rica ornamentación y esbeltez.
Por lo que respecta al lignum crucis, el análisis estilístico, revela proporciones y geometría excepcionales a pesar de la mescolanza de influencias estilísticas de varios países, lo que lo convierten en una pieza de valor y riqueza inusitada.
La concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Peñíscola inicia hoy el expediente de solicitud a la Generalitat Valenciana del reconocimiento de estas tres joyas papales como Bienes de Interés Cultural, cuya importancia y valía está ya inventariada y descrita en el catálogo que la propia administración autonómica realizó con motivo de las tareas de restauración y puesta en valor del patrimonio local dentro del programa La Luz de las Imágenes (2005).
El alcalde, Andrés Martínez, ha conocido hoy mismo las conclusiones del informe que la AAPL ha entregado al Ayuntamiento de la mano del presidente de la asociación, Juan Bautista Simó, con quien ha mantenido una reunión.
Martínez ha mostrado su “emoción ante la posibilidad de poner en valor estas tres piezas tan especiales” y su reconocimiento a la tarea que, conjuntamente, administraciones, asociación y parroquia están llevando a cabo en la puesta en valor del patrimonio y la figura del Papa Luna y la condición de Peñíscola como sede pontificia.