Los gozos a la Virgen de la Ermitana
"Los gozos son un género poético semipopular de raíz medieval que han fiado su pervivencia no solamente en la memoria colectiva sino también en la estampa." (A. Comas, V-4, en Literatura Catalana de Riquer).
El canto de los gozos es una de las prácticas religiosas más genuinas e hizo posible el mantenimiento de la lengua materna en los siglos de la decadencia, ya que la casi totalidad de los pueblos de Cataluña y Valencia la adoraban con vocación.
Los gozos son una forma de liturgia popular practicada en actos de devoción colectiva, alaban las excelencias de la Virgen, de Nuestro Señor, o de los Santos, pero siempre una devoción concreta.
Peñíscola mantiene viva esta forma litúrgica con sus gozos a la Virgen de Ermitana, los cuales desgraciadamente están escritos en lengua castellana. Sin duda debieron existir otros escritos en lengua autóctona que serían traducidos o modificados después de la guerra de Sucesión, exactamente igual como pasaría con la Batalla de Moros y Cristianos. No tenemos que olvidar que la costumbre de cantar los gozos para implorar la protección divina tiene una tradición antiquísima, la cual encontramos ya documentada en la Crónica de Ramón Muntaner, y entonces la lengua oficial no era la castellana.
Por lo que hace a la primera provienen de la antigua danza provenzal; la danza retomaba al fin de cada estrofa algunos versos de la estrofa inicial o final y eso podemos observarlo también en los gozos nuestros, ya que después de cada estrofa aparece:
"Valednos Reina y Señora,
Virgen Santa de Ermitana".
Los gozos suelen ser de autor anónimo, aunque algunos poetas profesionales también han dejado escritos algunos. La mayoría eran debidos a autores más o menos expertos y sobretodo a los rectores del pueblo. Bien podría ser este caso el nuestro.
Es un género esencialmente narrativo que explica casi siempre el encuentro de una imagen, los milagros que ha obrado y la protección que ejerce sobre una ciudad.
En el caso de Peñíscola, tenemos que ratificar esta idea generalizada, y deberíamos poner en duda algunas cosas que bajo en nombre de históricas se dan como verdaderas. Nos referimos a la segunda estrofa de los gozos.
Otra de las características comunes a todos los gozos son los acontecimientos históricos y las reminiscencias literarias, así como frecuentemente se encuentra el traslado de la imagen del lugar del encuentro hasta que le es erigida una capilla.
Su formato suele ser "in folio" encabezado por la leyenda y el grabado que representa la imagen de la advocación. El texto queda distribuido en dos columnas o tres y al final "l'oratio", y todo eso cerrado dentro de una orla. En el formato de la Virgen de Ermitana se hace la distribución en tres columnas bajo "el oremus".
Mientras la letra de los gozos se transmitía de forma escrita, sobre todo en los siglos XVIII y XIX, la melodía quedaba fijada en la memoria de la gente y por tanto muy pocos casos han persistido con su correspondiente ritmo musical. Del mismo modo, se ha podido comprobar que muchos gozos tienen la misma melodía.